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San Martín de los Andes
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Quila Quina: bosque de robles, gastronomía y deportes acuáticos

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La Villa Quila Quina se ubica a tan solo 18 kilómetros de la ciudad, sobre la margen sur del lago Lácar. Se trata de un conjunto de casas residenciales, dentro del Parque Nacional Lanin, rodeadas de bosque y senderos de trekking con cascada incluída.

Hay dos formas de llegar. Por vía terrestre, el camino de ripio de montaña asciende desde los 640 metros sobre el nivel del mar hasta los 900 metros, mientras el bosque de robles domina la escena y empiezan a aparecer las primeras casas de los pobladores, con sus cercos de palos, corrales con chivos y ovejas, huertas y el humo de las cocinas económicas escapando por las chimeneas.

Es importante tener extrema precaución al volante ya que en buena parte el trayecto se angosta demasiado. Espléndidas vistas del cordón montañoso y el lago extendiéndose allí abajo acompañarán el descenso. Encontrarás dos miradores naturales, en los cuales se puede estacionar y maravillarse ante la vista panorámica de la Villa, sus playas, el muelle con las lanchas, el arroyo Grande y el graznido de las bandurrias cruzando el cielo. Aprovechá para descansar del volante, caminá un poco y buscá los sports fotográficos que más te gusten.

Antes de ingresar a la Villa propiamente dicha, a mano izquierda verás un estacionamiento y el ingreso a la cascada del Arroyo Grande, a unos 500 metros por un sendero de fácil tránsito peatonal.

A continuación, encontrarás cartelera informativa de los servicios del lugar: camping organizado con restaurante, camping agreste, área recreativa diurna, y el muelle con confitería, servicios sanitarios y alquiler de actividades náuticas.

Otra opción es llegar por vía lacustre, aprovechando una de las excursiones que ofrece Naviera Lacar y Nonthue.

Quila Quina es una península, y el camino vehicular permite recorrerla en apenas tres kilómetros. Si no tienen impedimento físico, caminar es la mejor forma de disfrutarla a pleno, por lo que nos atrevemos a sugerir dejar el auto estacionado en el muelle y lanzarse a la aventura.

Caminando por el bosque de robles

De espaldas al lago, dirigite a la derecha. Primero podrás descansar en el mirador del cerro Abanico; un cartel explicativo te cuenta la formación de este particular macizo rocoso y aspectos relacionados a la geología local.

La escuelita rural de la comunidad mapuche, playa La Puntilla, retamas y robles, te acompañan hasta la entrada al sendero natural El Cipresal a 400 metros de distancia, donde conocerás la importancia de una de las tres coníferas del parque nacional Lanín.

Al final, verás el puente sobre el arroyo Grande y el camino que lleva hacia las áreas de acampe y el resto de las casas de los pobladores. Consideralo como un paseo extra que implica una hora de caminata. Podés consultar en los campings cómo llegar.

Si lo preferís, podés emprender el regreso tomando el camino a la izquierda. Durante el recorrido verás algunas de las casas residenciales características de la urbanización de la Villa, la seccional del guardaparque y una extensa alameda que bordea el camino, para llegar nuevamente al lago, luego de aproximadamente 700 metros.

Aprovechá para recuperar aliento conociendo las artesanías de los puestos ubicados en el muelle, donde encontrarás, además de las clásicas cucharas en madera, originales productos como frutos secos para infusión, platería y hasta cuchillos encabados en astas de ciervo totalmente artesanales. El plan para el resto del día es olvidarse del mundo, sentado en la arena de la extensa playa, y luego de un chapuzón en las aguas del balneario, disfrutar de algunos deportes acuáticos, con alquiler de kayak en el muelle.

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