Ahí donde termina el lago Lácar, casi llegando al límite con Chile, encontramos al lago Nonthué. En la unión de estos dos lagos hay una angostura por donde pasan las lanchas que hacen el paseo lacustre desde San Martín de los Andes. En la margen sur se encuentra Pucará, una hermosa península que tiene camping libre. La mayoría de las veces se acampa hacia el Lácar, pero cuando el viento es Puelche, como sucedió días atrás, es obligado armar la carpa de frente al Nonthué. Y el resultado es maravilloso.
El camping en esa zona es bien familiar, tranquilo y permite encontrarse plenamente con la naturaleza en medio de la cordillera. También es un lugar elegido por algunos pescadores. Muchos van con bici o kayak para aprovechar todo lo que ofrece este espacio que en pocos kilómetros se complementa con Chachín y su cascada, con el mirador de la angostura entre ambos lagos, con Hua Hum y su bello río, y numerosos senderos para recorrer y conocer.
La palabra es asombro. La naturaleza impacta durante el día con el sol que ilumina y alumbra de distintas maneras cada lugar a lo largo de la jornada haciendo más fácil el trabajo de los fotógrafos curiosos que transitan ese espacio. La noche se llena de estrellas como pocas veces puede verse. Los fogones con su magia habitual que reúnen, calientan e invitan a la charla y al canto. La fauna, que si uno es silencioso y observa, se deja ver.
Caminar a la mañana entre pequeños árboles sobre la costa del lago es un privilegio. Cada uno parece una escultura. Mil formas. La vida expresada de manera tan diversa. Un lugar para conocer y vivir a pleno. Con las recomendaciones de siempre: traer la basura de regreso a la ciudad, escuchar los consejos del guardaparque e ir despacio en el auto, porque el camino en varios tramos está en mal estado, sobre todo desde Chachín a Pucará. De todas maneras, no impide disfrutar esta experiencia.
